lunes, 27 de diciembre de 2010

La educación y nuestra meta de desarrollo/José Joaquín Brunner

Domingo 17 de octubre de 2010
La educación y nuestra meta de desarrollo

En 2019, Chile podría alcanzar el nivel actual de ingreso por habitante de Portugal. ¿Puede la educación contribuir a acercarnos a esa frontera?  

José Joaquín Brunner 
Frecuentemente se declara que Chile llegará a ser una nación desarrollada hacia el final de la presente década. Es una frase ambigua. En efecto, según ha calculado un prestigioso economista, si se supone una tasa de crecimiento anual de 6%, en 2019 podríamos alcanzar el nivel actual de ingreso por habitante de Portugal, el país menos desarrollado de Europa Occidental.
Dada la desigualdad de ingreso en Chile, sin embargo, muy superior a la de Portugal, nuestra clase trabajadora demoraría varios años más en igualar el actual nivel de ingreso de los trabajadores portugueses. ¿Puede la educación contribuir a cerrar estas brechas que aún nos separan de la frontera más próxima al desarrollo, que es Portugal?
En cuanto a la distribución educacional de la fuerza de trabajo joven (25 a 34 años de edad), que aquí interesa mayormente, Chile se halla adelante de Portugal. En efecto, según cifras recientes de la OCDE, mientras en nuestro país el 85% de dicho grupo etario ha completado al menos la educación secundaria, en Portugal sólo lo logra el 47%. Algo similar ocurre en este grupo con el porcentaje que ha cursado la educación terciaria, en la que se forma el capital humano avanzado (profesional y técnico) de la sociedad: el 34% en Chile comparado con el 23% en Portugal.
Nuestro país posee, por tanto, un potencial educacional que cuantitativamente es superior al de Portugal, el cual podría contribuir a superar las brechas que separan a ambos países.
¿Dónde están, en cambio, y cuán amplias son las desventajas educacionales de Chile en relación con nuestro país de comparación?
Primero que todo, en la calidad de los aprendizajes ofrecidos por los correspondientes sistemas escolares. Se trata, sin embargo, de diferencias que no son abismales, como ocurre cuando nos comparamos con Finlandia o Corea. Efectivamente, según muestra la prueba PISA (2006), los alumnos portugueses (de 15 años) superan a los chilenos por 30 puntos en la escala de comprensión lectora, la misma diferencia por la cual Chile adelanta a Uruguay.
Significa que los tres países ubican la puntuación promedio de rendimiento de sus estudiantes en un mismo nivel de desempeño (en este caso, el Nivel 2 de la prueba PISA), aunque con diferencias en cuanto a la distancia que los separa del límite inferior de puntuación del nivel inmediatamente superior: 8 puntos en el caso de Portugal, 38 en el de Chile y 67 en el de Uruguay.

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