lunes, 27 de diciembre de 2010

Palmas chilenas en Viña del Mar

Ecología

Presión urbana y explotación sin control amenazan futuro de palmas chilenas en Viña del Mar
Lunes 13 de Septiembre de 2010
Richard García
Las palmas chilenas o Jubaea chilensis subsisten como pueden en las cuatro quebradas que conforman el Palmar de El Salto en Viña del Mar y que, sólo en el papel, goza de la denominación de Santuario de la Naturaleza.
No están para nada en buenas condiciones, como da cuenta el estudio "Al Margen de la Ciudad", realizado por un equipo de la Universidad Católica de Valparaíso. El trabajo, encabezado por el geógrafo Fernando Cosio, se concentró en el sector más amenazado, la cuenca Siete Hermanas, situada a ambos lados de la ruta Las Palmas.
"En general el palmar está muy deteriorado, salvo algunos bosquecillos en lugares de difícil acceso", dice el experto.
El estudio abarcó una muestra de 157 ejemplares. Comprobaron que el 87% de ellos mostraba signos de explotación y 2% estaban muertos (sin hojas, quemados o derribados).
Descubrieron que los más afectados son los ejemplares más cercanos a grupos poblacionales, que se sitúan al costado poniente de la ruta. Los troncos incluso tienen clavos largos para facilitar el ascenso de los recolectores informales.
El mayor efecto de la recolección sin control es la falta de renovación del palmar. "Hoy la población que se observa es mayoritariamente vieja", advierte Patricio Novoa, curador del Jardín Botánico Nacional. Todas ya han producido frutos, lo que no ocurre antes de 80 años desde que germinaron, explica.
La nueva generación no ha tenido oportunidad de existir por la extracción del fruto.
La presión no fue siempre la misma. Pero a partir de los años 90 el área comenzó a ser utilizada como asentamiento de tomas ilegales, proceso que se aceleró con la construcción de la ruta Las Palmas. Junto con la construcción informal llegaron la erosión, los microbasurales y las aguas servidas.
El estudio de la UCV sugiere que la protección de ese frágil ecosistema pasa por lo que denominan alfabetización ecológica de los pobladores.
Es así como los investigadores organizaron con algunos voluntarios de la Parcela 11, la toma más grande del sector, actividades de reforestación de palma chilena y otras especies nativas, control de erosión, cosecha de agua y reciclaje. También les enseñaron a construir microinvernaderos donde plantan tomates, lechugas y otras hortalizas. "Es para que la gente tenga otra labor y no concentre sus esfuerzos en extraer el fruto de la palma", explica Cosio.
Otro tema pendiente es el impacto de la urbanización. Desde 1996, una parte del terreno goza de la categoría de protección de Santuario de la Naturaleza, pero no ha habido un trabajo de conservación del área hasta ahora.
En la Seremi regional aseguran que el nuevo plano, instrumento de planificación metropolitano del Gran Valparaíso, actualmente en trámite de evaluación de impacto ambiental, velará por la conservación del palmar.
Resistentes al fuego
No está clara la población total de palmas chilenas en el área. "Se pensaba que eran 6 mil, pero ahora con las nuevas fotografías aéreas de alta resolución, un colega que está trabajando en la municipalidad ha logrado contabilizar más de 9 mil", cuenta Novoa.
Ello, dice, sin contar las que se ven en la subida Santos Ossa, en Valparaíso. "Ahí deben haber unas 300 o 400 palmas más", estima. En total conforman el tercer palmar más grande de Chile.
La mayoría de estas Jubaea chilensis muestra sus troncos ennegrecidos, evidencia de incendios forestales. Afortunadamente, su dura corteza y la ubicación de las partes más delicadas en el extremo superior han evitado que mueran.

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