martes, 28 de diciembre de 2010

Valor de Isla de Pascua


El Mercurio       04/08/10
Editorial
Valor de Isla de Pascua

 
Un pequeño grupo de familias de Isla de Pascua se ha tomado algunas viviendas fiscales en la isla, argumentando que están en terrenos ancestrales que son reclamados como propiedad familiar. Demandan también un aumento del control migratorio, un estatuto especial para la isla y la revisión del nombramiento del gobernador actual.
Es una nueva manifestación de descontento de parte de algunos isleños, que recuerda las protestas de hace un año, cuando jóvenes rapanui ocuparon la pista del aeropuerto para protestar por la llegada de personas del continente que, a su juicio, limitaban sus posibilidades laborales. Antes de estas manifestaciones había habido muestras de malestar con las autoridades del gobierno central, pero pocas veces se había recurrido a medidas de fuerza, como está ocurriendo ahora.
Las quejas de los isleños, según indican las autoridades locales, tienen mayor relación con la falta de viviendas y de oportunidades laborales que con pretensiones de reclamar tierras ancestrales. En general, la relación de los gobiernos centrales con la etnia rapanui ha sido buena, pero las políticas hacia la isla que se han puesto en marcha hace ya muchos decenios no parecen haber sido bien diseñadas.
Como consecuencia, se ha reaccionado ante protestas ocasionales, como ocurrió el año pasado, pero no se ha estimulado un plan de desarrollo de largo plazo, que -dados los atractivos arqueológicos de esa isla- pueda ir mejorando el nivel de vida de sus habitantes.
Evidentemente, la distancia dificulta la relación de los isleños con las autoridades regionales competentes. El intendente de Valparaíso viajó a Pascua días después de que comenzaran los incidentes y tendrá que destinar más de un día a resolver un conflicto que parecería tener un carácter vecinal. Es previsible que rápidamente se encuentre una solución al problema que se ha suscitado - como lo informamos en esta edición-, pero este valioso territorio requiere una atención especial y un plan de largo plazo para asegurar a los isleños un desarrollo sustentable y buena calidad de vida.
La isla Rapa Nui es un territorio de inmenso valor, el primero en Chile en ser declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco. Su ubicación, su clima y sus tesoros arqueológicos y culturales lo convierten en un punto de singular atractivo en el mundo entero. Y debe admitirse que la administración chilena, si bien ha hecho aportes de importancia histórica para la isla, no ha estado a la altura que le corresponde a un lugar que plantea exigencias ecológicas difíciles, pero que posee riquezas de gran potencial si se administran con sabiduría y buen juicio.
Se requiere un plan de desarrollo de largo plazo, que -dados los atractivos arqueológicos de esa isla- vaya mejorando el nivel de vida de sus habitantes.

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