miércoles, 29 de diciembre de 2010

La lenta agonía de una congregación nacida en Chile


Sábado 26 de Junio de 2010

A casi 100 años de su fundación:
La lenta agonía de una congregación nacida en Chile

Las Oblatas Expiadoras del Santísimo Sacramento fueron creadas por Rosa Jaraquemada, prima hermana de Paula Jaraquemada. Hoy quedan sólo cinco religiosas en el país.  

GUSTAVO VILLAVICENCIO 
El próximo año cumplirán el centenario de su fundación y la Congregación de las Oblatas Expiadoras del Santísimo Sacramento pasan por su peor momento. Actualmente son sólo 5 religiosas en todo Chile, cuyas edades fluctúan entre los 50 y 85 años.

Nunca fueron numerosas; sólo en 1940 llegaron a ser 30 religiosas en votos perpetuos. Entonces tuvieron una gran presencia en Iquique, Talagante y Chillán, obras que cerraron por falta de personal.

Hoy su actividad se limita al colegio Rosa Jaraquemada en Providencia, que atiende a 150 niños de kinder a 8° básico y que cuenta con 12 profesores. Desde su fundación, la dirección estuvo a cargo de una religiosa, pero desde hace algunos años, por la falta de personal consagrado, está en manos de una laica.
La otra presencia que se ha mantenido por años es el Jardín Infantil Cristo Pobre, ubicado en Matucana 540, que tiene una matrícula de 24 alumnos en situación irregular y que se financia con el aporte de los apoderados. Las cinco oblatas se distribuyen en tres obras: dos en el colegio; una en el santuario, y dos en Cartagena, donde apoyan a una capilla.

La hermana María Isabel Marambio ingresó a las oblatas en 1972. En su grupo había cinco novicias, de las cuales sólo ella perseveró. Hoy es la más joven de su congregación. Sus días son intensos; por las mañanas trabaja en el colegio Rosa Jaraquemada, donde es la representante legal y, por las tardes, se traslada al Jardín Cristo Pobre, que dirige. Los fines de semana da la catequesis en el Santuario Cristo Pobre a niños del barrio Yungay.

Hace 11 años que las oblatas no tienen vocaciones y saben que no las tendrán. La hermana María Isabel sólo se resigna a rezar para que Dios les mande alguna. "Siento personalmente que el barco se comienza a hundir; es triste pensar que todo esto se puede terminar en cualquier momento. Es triste, pero es una realidad", dice.

A su juicio, no hay crisis en la Iglesia. "Acá no hay tiempo para portarse mal; yo no tengo tiempo ni para respirar. Hay que trabajar, acompañar a la gente y buscar recursos para sobrevivir. No contamos con bienhechores; lo que tenemos lo heredamos de la Madre Fundadora. Trabajamos duro, pues nuestro estilo de vida es estricto. Quizás ahí está el problema por el que no tenemos vocaciones".

SANTUARIO

A raíz del terremoto de febrero pasado el santuario de la congregación quedó inutilizable.

 Desde Iquique a la iglesia de Santiago La Congregación de las Oblatas Expiadoras del Santísimo Sacramento es una de las pocas congregaciones religiosas fundadas en Chile, a principios del siglo pasado. Surgió en Iquique, en 1911, durante el Vicariato Apostólico de monseñor José María Caro, uno de los principales promotores de la congregación en el país.
Fue el mismo cardenal quien mandó construir la primera iglesia de la congregación en Iquique, donde por varias décadas funcionó un asilo que albergó a más de 200 niños y donde llegaron a trabajar cinco religiosas. La congregación rápidamente se extendió a Santiago, donde abrió dos casas, una en la calle Condell 4835 -allí funciona la casa general y el Colegio Rosa Jaraquemada-, y otra en calle Matucana 540, donde se encuentra el jardín infantil, el convento y el Santuario del Cristo Pobre.

La vida de la fundadora no fue fácil. Sor María Inmaculada (Rosa Jaraquemada, prima hermana de Paula Jaraquemada) no escatimó esfuerzos para llevar adelante su obra. Fue el propio Papa Pío X el que la bendijo cuando ella lo visitó en Roma y le dijo: "Váyase hija, tranquila a Chile, allá le enviaré todos sus documentos aprobados

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