Lunes 27 de Septiembre de 2010
Las estrategias implementadas por los colegios para hacer frente a la violencia escolar
AlLEJANDRA MUÑOZ Y XIMENA PÉREZ Un proyecto de ley que sanciona la violencia escolar se tramita en el Parlamento, pero varios colegios se han adelantado y han implementado sus propias medidas anti bullying.
Algunos lo han hecho como respuesta a una situación traumática y otros, para prevenir.
El primero es el caso el Liceo de Niñas A-33 de Concepción, donde cuatro alumnas tomaron una sobredosis de pastillas en 2008, supuestamente, debido a que sufrían maltrato por parte de una compañera.
"Se realizó una intervención con los alumnos del liceo y todo el personal. Aplicaron un plan especial y multidisciplinario con sicólogos", explica María Griselda Palma, quien asumió en la dirección del liceo el año pasado.
Las estudiantes involucradas recibieron tratamiento sicológico, se trabajó con los profesores jefe de cada curso y con los apoderados para evitar nuevas situaciones, y crearon un reglamento de convivencia escolar que es conocido por toda la comunidad educativa. Hace tres años, en el colegio Mariano de Schoenstatt realizaron dos encuestas a las alumnas de quinto básico a cuarto medio para determinar si había problemas de convivencia escolar y ciberbullying. "Los resultados eran bien bajos, pero decidimos ponernos a trabajar, porque en el caso de las niñitas el bullying es distinto, es más sicológico, hay más exclusión, pelambres y es difícil pesquisarlo", explica Charlotte Saxton, psicóloga y coordinadora del departamento de apoyo escolar del colegio.
Con las propias alumnas crearon un logro y un jingle sobre convivencia escolar. Y, además, se definieron comportamientos esperados -de acuerdo con el proyecto educativo- que debían tener las alumnas en espacios como las salas o los baños, conductas que son reforzadas con afiches explicativos.
Y para que las niñas se motiven, hacen concursos en cada curso y el grupo que se porta mejor recibe una chapita de regalo. En la enseñanza media, las salas tienen buzones para que las estudiantes se atrevan a contar si tienen problemas.
Lizzy Boke, subdirectora del Colegio Alemán, que trabaja con niños de 1° a 6° básico, explica que en el futuro pretenden preparar a algunos estudiantes para que asuman el rol de mediación en los conflictos entre sus compañeros, pero por ahora ella ejerce esa labor.
"Trabajo con los presidentes de curso de quinto y sexto, les insisto que me avisen cada vez que ellos vean que dentro del curso hay alguien que lo está pasando mal y con eso me mantengo más o menos informada", comenta. Agrega que cuando sabe de un problema se contacta primero con la persona afectada, después llama al o los supuestos agresores y finalmente hace una reunión conjunta con ambas partes y las insta a proponer una solución.
Las estrategias implementadas por los colegios para hacer frente a la violencia escolar
AlLEJANDRA MUÑOZ Y XIMENA PÉREZ Un proyecto de ley que sanciona la violencia escolar se tramita en el Parlamento, pero varios colegios se han adelantado y han implementado sus propias medidas anti bullying.
Algunos lo han hecho como respuesta a una situación traumática y otros, para prevenir.
El primero es el caso el Liceo de Niñas A-33 de Concepción, donde cuatro alumnas tomaron una sobredosis de pastillas en 2008, supuestamente, debido a que sufrían maltrato por parte de una compañera.
"Se realizó una intervención con los alumnos del liceo y todo el personal. Aplicaron un plan especial y multidisciplinario con sicólogos", explica María Griselda Palma, quien asumió en la dirección del liceo el año pasado.
Las estudiantes involucradas recibieron tratamiento sicológico, se trabajó con los profesores jefe de cada curso y con los apoderados para evitar nuevas situaciones, y crearon un reglamento de convivencia escolar que es conocido por toda la comunidad educativa. Hace tres años, en el colegio Mariano de Schoenstatt realizaron dos encuestas a las alumnas de quinto básico a cuarto medio para determinar si había problemas de convivencia escolar y ciberbullying. "Los resultados eran bien bajos, pero decidimos ponernos a trabajar, porque en el caso de las niñitas el bullying es distinto, es más sicológico, hay más exclusión, pelambres y es difícil pesquisarlo", explica Charlotte Saxton, psicóloga y coordinadora del departamento de apoyo escolar del colegio.
Con las propias alumnas crearon un logro y un jingle sobre convivencia escolar. Y, además, se definieron comportamientos esperados -de acuerdo con el proyecto educativo- que debían tener las alumnas en espacios como las salas o los baños, conductas que son reforzadas con afiches explicativos.
Y para que las niñas se motiven, hacen concursos en cada curso y el grupo que se porta mejor recibe una chapita de regalo. En la enseñanza media, las salas tienen buzones para que las estudiantes se atrevan a contar si tienen problemas.
Lizzy Boke, subdirectora del Colegio Alemán, que trabaja con niños de 1° a 6° básico, explica que en el futuro pretenden preparar a algunos estudiantes para que asuman el rol de mediación en los conflictos entre sus compañeros, pero por ahora ella ejerce esa labor.
"Trabajo con los presidentes de curso de quinto y sexto, les insisto que me avisen cada vez que ellos vean que dentro del curso hay alguien que lo está pasando mal y con eso me mantengo más o menos informada", comenta. Agrega que cuando sabe de un problema se contacta primero con la persona afectada, después llama al o los supuestos agresores y finalmente hace una reunión conjunta con ambas partes y las insta a proponer una solución.
PREMIOS.- En el colegio Mariano de Schoenstatt estimulan la buena convivencia escolar con chapitas y afiches y tienen buzones de denuncias.
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