La falta de órganos vuelve la mirada hacia los donantes vivos
Martes 12 de Octubre de 2010
El 15% del total de donaciones en el país proviene de personas sanas que deciden entregar un riñón o parte del hígado a un familiar enfermo para acortar el tiempo de espera de un trasplante.
Cristián M. González S.
Nunca sintió miedo ni se cuestionó los eventuales riesgos a los que se estaba sometiendo. Decidida, la profesora Patricia Ruiz no dudó en donar uno de sus riñones a su pareja, José Molina, quien sufría una insuficiencia renal. "Lo consulté con cuatro médicos y sus opiniones sólo reafirmaron mi decisión. Mi pareja no quería para no ponerme en riesgo, pero terminó convenciéndose. Casi lo obligué".
Han pasado nueve años desde el trasplante y tanto ella (hoy de 52) como José (62) se encuentran en perfectas condiciones de salud. "Es la mejor decisión que pude haber tomado; además, como lo hicimos por Fonasa, nos salió gratis. Es tanto lo que he aprendido del tema que lo transmito a todo el mundo", cuenta.
De hecho, junto a otro donante crearon un grupo en Facebook para informar y motivar a más gente sobre esta opción de trasplante, que en Chile es posible sólo para los casos de riñón e hígado (de adulto a niño).
Una alternativa a la que los equipos médicos están comenzando a prestar más atención, frente al mal panorama que vive la donación de órganos en el país.
Mejor sobrevida
Desde 2005, el número de donaciones ha sufrido una persistente caída; sólo el año pasado se llegó a 111 donantes cadáveres, la cifra más baja desde 1997. En el mismo período, las listas de pacientes que requieren un trasplante para sobrevivir han ido en aumento: si en 2003 había 800 enfermos esperando por un riñón, por ejemplo, ahora son 1.582 personas.
"Históricamente se ha utilizado donante vivo; pero al igual que en los países desarrollados, en principio se trata de agotar las posibilidades de obtener un donante cadáver antes de recurrir a una persona sana", dice el doctor José Luis Rojas, Coordinador Nacional de Trasplantes del Ministerio de Salud.
Si bien no hay una iniciativa oficial, Rojas precisa que cada centro tiene la libertad de promover esta donación. "Del total de trasplantes en Chile, alrededor del 15% son con donante vivo; en países desarrollados llega al 30%, entonces hay un margen de crecimiento que podemos abordar".
El doctor Javier Domínguez, presidente de la Corporación del Trasplante, se reconoce a favor del donante vivo. "Es la mejor alternativa en cuanto a éxito del trasplante y sobrevida; eso tanto por la compatibilidad como porque el donante es una persona sana".
Datos del Instituto de Salud Pública (ISP) muestran, por ejemplo, que la sobrevida de un injerto renal de donante vivo es de 86% a los cinco años del trasplante, mientras que en los casos de donante cadavérico es de 76%.
"Un requisito importante es que el donante vivo esté en las mejores condiciones posibles", dice el doctor Domínguez.
Para eso se lo somete a una serie de exámenes físicos y también genéticos, para ver la compatibilidad. "No todas las personas califican para ser donante vivo".
Además, en el país es requisito que exista un vínculo de consanguinidad entre el donante y el receptor, según la Ley del Donante Universal publicada en enero pasado. "Está restringida a familiares directos o también cónyuges o convivientes", dice Rojas.
Si bien con esto se busca eliminar la posibilidad de que haya coerción o venta de órganos, para Domínguez aquellos problemas no se daban antes de la ley. "Esta restricción afecta el fomento del trasplante con donante vivo. Aquí no se podría hacer una donación cruzada como en otros países (una persona que requiera un riñón, y cuenta con un familiar donante incompatible, puede intercambiarse con otra pareja en la misma situación)".
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202 trasplantes de órganos se han hecho este año, 30 menos que en 2009 a la misma fecha.
Cuidados Uno de los mayores cuestionamientos al trasplante con donante vivo es el potencial daño al que se ve expuesta la persona. "No está exento de riesgos, como toda cirugía. Pero las estadísticas muestran que donar un riñón no acorta la vida, no aumenta el riesgo de hipertensión ni enfermedad renal", dice el doctor Javier Domínguez.
Además, la extracción se realiza por vía laparoscópica, por lo que la recuperación es más rápida.
La edad tampoco es una limitante. "Lo que se valora más que todo es el estado de salud de la persona y del órgano", agrega el doctor José Luis Rojas.
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